Este texto contiene las ideas aterrizadas de la conversación1 en la que participé en el marco de la tercera edición de Estrategias de Museología Social2, programa de la Red Museística Provincial de Lugo. El eje de las conversaciones consistió en la investigación y la educación en el museo –tema del 2024 del Día Internacional de los Museos– enfatizando la característica del tiempo, como la posibilidad de otros ritmos y velocidades para la práctica museística. Para mí, la importancia de esta reflexión estuvo en reconocer cómo el concepto del tiempo eurocéntrico y occidental ha definido nuestra forma de trabajar, de proyectar, e incluso, de ser. Agradezco a Encarna Lago, a Sergio Lago, a Ruth Sousa y a Olaia Fontal por darme el espacio.
Los ejercicios colaborativos, las responsabilidades compartidas y el hacer juntxs es tanto un lugar común como uno de los mayores deseos incumplidos en las instituciones. Y es que, para hacer el encuentro, hay que entender que hay muchas construcciones de lo que es la concurrencia y todo aquello que las atraviesa.
Como constructo eurocéntrico y occidental, el tiempo funciona para manipular las diferencias sociales a través de la exclusión: ¿Es que reconocemos los tiempos de la enfermedad?, ¿de las emergencias?, ¿las temporalidades de las discapacidades?, ¿de la vida que no puede detenerse?, ¿del disenso? Y es que no se trata de distancias ni de velocidades3, sino de los vectores de poder (Freeman, 2022) que sancionan formas de identidad y comunidad:
- El tiempo [museo] es político pues sujeta y explota la participación en las instituciones que se consideran dominantes (en su discurso, en su ejercicio o en sus fines), y las personas asumimos esas relaciones de forma natural, como es la suposición de que la institución museal es importante para toda vida social.
- El tiempo [museo] nunca es neutral y tampoco es la memoria, sino que siempre responde a una mediación. Toda narrativa, que se suponga universal, se construye a partir de las condiciones, prácticas, creencias, normas e instituciones presentes (Hunfeld, 2022); esto implica que hay un discurso dominante subyacente. Y el museo es y ha sido instrumental en estas configuraciones y en la caracterización de los relatos binarios y jerárquicos.
- El tiempo no es lineal. Esta noción arraiga la narrativa (el mito) del progreso, de la modernidad y de la monocultura. La linealidad4 es una idea acrítica que niega que la historia es compartida y conflictiva (Lugones, 2003). El peligro de este pensamiento es que impone una historia única (Adichie, 2009), ignora la diferencia, fragmenta en categorías e impone falsas dicotomías (alta cultura vs cultura popular, lo apropiado vs lo inconveniente, etcétera)5. Lo lineal [el museo] es un legado colonial (Hunfeld, 2022).
En la aspiración de la institución-museo de superar los modelos (espaciales, temporales, epistémicos) en los que se encuentra anclada6, no solamente es necesario reconocer cómo ha sido un dispositivo de poder sino actuar en la reparación hacia otras formas de hacer.
De la urgencia del ahora al no todavía
Quizá en la planeación estratégica, y la velocidad con la que actuamos (diseño, programación, ejecución) se enmarca en expectativas institucionales, fechas límite, reportes periódicos y respuestas reactivas y aisladas. Y ¿si el ritmo en el que pensamos y hacemos el museo estuviera dado por los compromisos y las relaciones perdurables?
Al tiempo impuesto, hay que resistir a través de ritmos alternativos, modelos de futuridad7 (Freeman, 2022) e imaginación radical. Y es que no hay tal cosa como una voz que nos uniforme sino que hay bulla, cantos y gritos. Es así como para entender cómo nos relacionamos, hay que entender otras formas de temporalidad, aquellas que no restrinjan ni nieguen la complejidad de quienes somos (Bastian, 2011).
Otros tiempos no son solamente proyecciones a futuro, sino son indirecciones, interrupciones, condicionales, que parecieran estar en conflicto, pero que existen y se comparten a la vez: como es la emergencia (la urgencia del ahora8) y la incertidumbre (no todavía). Estos otros marcos temporales tienen que ver, no solamente con un deseo, sino con el compromiso y la lucha para encontrar una vida vivible a pesar del presente. Es preguntar ¿qué pasaría si compartiéramos otras realidades, otras formas de comprender? (Imarisha, 2021), ¿qué pasaría si hiciéramos las cosas de una manera diferente?
Nada de esto puede suceder en el vacío del ahora, sino, como el tiempo mesoamericano, es parte de un presente continuo.
Acciones perdurables: El séptimo principio9
…lo único que tienes es el presente […] es una noción muy capitalista e imperialista…
(Imarisha, 2021)
La Gayanashagowa o la Gran Ley de la Paz, la Constitución de la Nación Iroquesa o Haudenoshonee10, incluía una indicación importante sobre la toma de decisiones y los efectos de los acuerdos: Los “señores” del gran consejo debían deliberar de forma calmada, con honestidad y a favor de la paz, y conceder sus actos al bienestar de las personas tanto en el presente como para las siguientes generaciones. A ello se le ha llamado el “séptimo principio” pues, la importancia simbólica del número siete para las Naciones, sugiere que cada resolución debe fundarse en el recuerdo de las siete generaciones anteriores y resultar en un mundo mejor para las siete generaciones siguientes11.
Esta perspectiva se trata de un continuo intergeneracional que depende tanto de sus predecesorxs como sus sucesorxs (Campbell, 2008). Bajo esta filosofía, la ancestralidad no está en el pasado, sino que influencian las redes de símbolos, rituales y prácticas que forman parte de nuestra complejidad (Tuana & Scott, 2017); y la herencia no está en el futuro, pues en palabras de Martin Luther King Jr., “el mañana es hoy”. Los tiempos prácticos (fragmentados, institucionales) no responden a estos otros tiempos, porque lo que importa es la relacionalidad y el devenir en esa relación12.
¿Es que la institución-museo se proyecta en 125 años siendo la misma?, ¿qué hace el museo para reparar el extractivismo, saqueo y captura que aún continúa?, ¿qué hace para dejar de explotar a su personal?, ¿cómo responde a los problemas que han lastimado a sus comunidades y que aún la siguen impactando?
Entonces, aquí es cuando se hace imperativo admitir cuál será el tiempo que sostenga nuestra práctica, independientemente del marco de las “legalidades” y las aspiraciones institucionales.
Otro museo: en el que somos simultáneamente
El cambio requiere más que palabras en una página: requiere perseverancia, ingenuidad creativa y actos de amor.
(Anzaldúa, 2015)
Deshacernos de las líneas de tiempo, imaginar otras temporalidades (lejos de las capitalistas, racistas, sexistas, imperialistas) y rechazar la fragmentación de quienes somos no es solamente un ejercicio de especulación sino un hacer decolonial.
Decía Gloria Anzaldúa (1990), somos seres en conflicto, en confusión, en transición, somos simultáneamente. No somos seres fragmentados, sino que nuestras identidades se superponen y, de forma cambiante y sincrónica, podemos situarnos en distintas categorías. El marco temporal que plantea se ve como las olas o la arena, que de forma fluida se mueve entre similitudes, diferencias, contradicciones, mediaciones y estados, y que responde tanto a quienes hemos sido, como a quienes somos y seremos, y quien lo ha sido, es y será con nosotrxs. ¿Qué sería de un museo en el que fuéramos simultáneamente con otrxs?
La identidad es una historia continua, que cambia con cada relato y que revisamos en cada estación, en cada parada […] Debemos desafiar los conceptos actuales, crear marcos que atraviesen las fisuras entre nosotrxs y que nos vinculen a través de telarañas.
(Anzaldúa, 2015)
Y es que no tenemos que ser siempre de la misma manera, tampoco el museo, tampoco las formas de navegar, investigar y aprender.
Referencias
Anzaldúa, G. (1990). Bridge, drawbridge, sandbar or island: lesbians-of-colour Hacienda Alianzas. Bridges of Power: Women’s Multicultural Alliances (pp. 216–231). New Society Publishers.
Anzaldúa, G. (2015). Light in the dark = Luz en lo oscuro : rewriting identity, spirituality, reality (A. Keating, Ed.). Duke University Press.
Bastian, M. (2011). The contradictory simultaneity of being with others: Exploring concepts of time and community in the work of Gloria Anzaldúa. Feminist Review, 97(1), 151–167.
Campbell, S. (2008). Remembering for the future: Memory as a lens on the Indian Residential Schools Truth and Reconciliation Commission. Discussion Paper Prepared for the Indian Residential Schools Resolution Canada.
Freeman, E. (2022). Time and social justice. Time & Society, 31(1), 25–29.
Hunfeld, K. (2022). The coloniality of time in the global justice debate: de-centring Western linear temporality. Journal of Global Ethics, 18(1), 100–117. https://doi.org/10.1080/17449626.2022.2052151
Imarisha, W. (2021). Living the Not-Yet. Toward the Not-Yet: Art as Public Practice (pp. 25–33). BAK.
Lugones, M. (2003). Pilgrimages/peregrinajes: theorizing coalition against multiple oppressions. Rowman & Littlefield.
Silverman, R. (2015). Museum as Process : Translating Local and Global Knowledges. Routledge.
Tuana, N., & Scott, C. (2017). Nepantla: Writing (from) the In-Between. The Journal of Speculative Philosophy, 31(1). https://doi.org/10.5325/jspecphil.31.1.0001
- En la conversación dediqué unos minutos a hablar sobre el lugar en el que vivo y trabajo: Seattle, territorio no cedido que, pasado y presente, ha sido cuidado y protegido por la tribu Duwamish. Muchas de las empresas y corporaciones que se establecen aquí continúan siendo cómplices del sistema colonialista que invadió esta tierra; otras iniciativas apoyamos las acciones que reclaman la soberanía y el regreso de los territorios a los grupos nativos. Hago esta nota tan extensa, porque precisamente tiene que ver con el tiempo y la exclusión de estas “otras” temporalidades. ↩︎
- Este año el formato consistió en 4 conversaciones y en un taller presencial. Las conversaciones, realizadas en el mes de abril, partieron del tema del Día Internacional de Museos: “Museos para la investigación y la educación”. A mí me tocó compartir el espacio con Olaia Fontal, quien es parte de las referencias que comparto con mis alumnxs en la planeación y diseño de materiales educativos. ↩︎
- La propuesta de “museología lenta” de Raymond Silverman (2015) refiere a la negociación de las incompatibilidades (pausas, malentendidos) entre el tiempo institucional y el tiempo de colaboración con las comunidades. Consiste así en la consideración de esos tiempos otros en los procesos de relación. ↩︎
- La linealidad en el tiempo se explica como la secuencia de “ahoras”, organizados jerárquicamente. ↩︎
- En el museo puede verse en sus formas administrativas, operativas y mercadológicas: La primera en la trampa de lxs trabajadorxs “de confianza” (no tienen vacaciones, prestaciones, horarios definidos) que se espera que, sin condiciones, contribuyan a la construcción de una idea de museo; la segunda en el trabajo aislado que disputa que unos departamentos son más importantes que otros; y la tercera, en el punto de venta en el que, si no se asiste al museo, no se forma parte de una vida social que se ha dado como adecuada. ↩︎
- Los museos comunitarios y aquellos construidos en comunidad han navegado de forma más libre en el descubrimiento de otras formas de ser museo. ↩︎
- Como el afrofuturismo y el latinxfuturismo que, desde distintas prácticas críticas recuperan historias, experiencias y memorias compartidas, y exploran temas como: espacio, tiempo y territorio. ↩︎
- Cuando en sus discursos, Martin Luther King Jr. llamaba a la “urgencia del ahora” el énfasis estaba dado en la responsabilidad de actuar en la confrontación del status quo. La inmediatez que muchxs han adjudicado a esta frase parece engañosa, pues el tiempo no es lo que valida la respuesta, sino la determinación y la energía de afrontar las prácticas de dominación y opresión (Seipel, 2022). ↩︎
- Agradezco a Janeen Bryant por compartir conmigo este principio, que bien coindice con otros marcos temporales, como el del pensamiento mesoamericano y el pensamiento fronterizo que aluden a la ancestralidad, al cuidado de los territorios y al reconocimiento de las propias identidades más allá de la noción de tiempo. ↩︎
- Conocida como las Cinco Naciones (después las Seis Naciones), reunía los grupos nativos del noreste de América. Documentaron su Constitución entre 1142 y 1500 e.c. Y se considera una de las primeras democracias participativas. ↩︎
- Cada generación se considera de 25 años. Y siete generaciones abarcarían 125 años. ↩︎
- También se puede entender desde la ética Ubuntu. ↩︎