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Ideales y realidades. Reflexiones alrededor del Programa Educativo de la XIII Bienal de Cuenca [Parte 1]

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El Programa educativo El tiempo no es más fuerte, de la XIII Bienal de Cuenca, se generó a partir de un reconocimiento del contexto bienal en temas de educación. Cristián G. Gallegos, convocado por el director ejecutivo de la Fundación Bienal, fungió como el curador pedagógico de esta edición. .

Tras conocer la realidad local respecto a temas de educación y cultura1, era necesario no solo plantear una propuesta para el evento, sino planificar la implementación de un programa que diera origen a la educación dentro de los espacios culturales la cual era inexistente, salvo propuestas temporales de trabajo con instituciones de educación formal y públicos asiduos cada dos años, sin perdurabilidad alguna debido principalmente a asuntos económicos y administrativos. Por ello, el personal de la Fundación Municipal Bienal de Cuenca, debía brindar las facilidades y recursos para que el Programa se ejecute en su totalidad y con fluidez sin obstaculizar o cuestionar los procesos. Desde nuestra perspectiva como el equipo educativo de la Bienal, el programa se volvió un asunto prioritario, pues no solo permitía que el evento fuera  más cercano a la cuencanidad al vincularse fuertemente al cotidiano de su comunidad, sino que al verse apoyada por diferentes actores culturales y educativos, garantizaba su continuidad y, por ende, el programa se convertiría en un punto de partida para que museos y espacios culturales continuaran con dicha labor con autonomía e identidad propia.

Para construir un programa desde su base se implementó una metodología dialógica y horizontal, es decir, desde los lineamientos brindados por Cristián G. Gallegos, el equipo del departamento educativo y demás departamentos aportaban y debatían ideas para que las actividades se ejecutaran adecuadamente y en correspondencia al contexto. El equipo educativo generó este diálogo permanentemente con todos los actores que empezaban a sumar su saber y compromiso a las diferentes actividades propuestas. Sin duda, en el día a día podíamos ver la complejidad de trabajar de esta manera, al desestructurar las vías convencionales que imponen o apuestan por una sola manera de hablar y hacer las cosas.

El programa educativo vio la luz en un entorno inexperto pero fértil, con la apertura y curiosidad de mucha gente que bajo diferentes motivaciones iniciales quiso aportar y ver un resultado. Siempre destacamos el hecho de que la presencia de cada una de estas personas sería lo que permitiría no solo ver dichos resultados, sino enriquecer esta propuesta con la investigación, conocimiento, proposición y continuidad que ellas y ellos generen.

Se puede decir, que pese a la complejidad del trabajo conjunto con otros entes y personas naturales, la recepción que tuvimos fue amplia y gratificante gracias a la comunicación y seguimiento constante.

Uno de los aspectos más destacables del programa fue el vincular a varios actores culturales y educativos que anteriormente eran ajenos a las actividades de la Fundación Bienal. Es así que en el ejercicio diario de generar vínculos interinstitucionales logramos la coordinación con universidades, escuelas, colegios, red de museos y centros culturales municipales, espacios culturales privados, entidades de difusión cultural, medios de prensa, dirección zonal de educación, microempresas, entre otros; constituyendo un valiosísimo y diverso recurso humano con el cuál y por el cual trabajar.

Por citar algunos ejemplos, se generó por primera vez en la historia de la Bienal, un curso de formación de Mediadores cuyos participantes fueron principalmente estudiantes universitarios y egresados de varias carreras de humanidades. Su presencia en el curso y en el posterior trabajo con los públicos fue avalado por sus universidades representando un proceso que enriquece su perfil académico y profesional. Por otro lado, gracias al convenio con la Universidad Politécnica Salesiana, se pudo contar con la presencia de una experta brasilera en comunicación cultural como lo es Ariela Dedigo para dictar un curso a los estudiantes de la carrera de comunicación social y también para generar un gran aporte estructural en los mecanismos de comunicación y difusión de la Fundación Bienal. Asimismo, gracias a un convenio existente entre la Universidad de Cuenca y la Universidad de Lleida (España), tuvimos a Gloria Jové, pedagoga catalana quién trabajó con docentes universitarios, con el Consejo de profesores que colaboraron en la construcción del material pedagógico y con el grupo de estudiantes del Curso de Formación. Éstas y varias actividades más se pudieron generar gracias a los acuerdos realizados, mismos que no representaron más que una mínima inversión para la Fundación Bienal.

Sin embargo, estas buenas relaciones se vieron afectadas principalmente por las irregularidades que surgían dentro de la Fundación. Uno de los aspectos que más nos perjudicó fue la tentativa de un cambio de fecha de inauguración del evento Bienal, el cual se confirmó a pocos días de la fecha oficial2. Este cambio generó un malestar general entre el equipo y los colaboradores por la informalidad con la que esta información se manejó, sin embargo, la consecuencia más grave de ello fue la suspensión del programa en sí mismo. Pese a que en la rueda de prensa brindada por la actual administración de la Bienal para ampliar este tema se sostuvo que ninguna de las actividades sufrió alteración alguna, aspectos imprescindibles del programa fueron coartados abruptamente: los ejercicios experimentales con escuelas, los Ejercicios de Tiempo (actividades con públicos), proyectos comunitarios de mediación y el Seminario Internacional “Tiempo, arte y educación”, éste último sustituido por las conferencias impartidas por los miembros del Jurado.

De la resistencia a la ruptura

Una propuesta de trabajo horizontal y dialógico tiene grandes riesgos, los cuales se refuerzan/aminoran de acuerdo a múltiples factores como el nivel de compromiso de los involucrados, una comunicación interna constante recurriendo a los medios existentes, resolución oportuna de problemas, diversos registros del proceso de trabajo, actitud creativa y propositiva y un riguroso control de los tiempos. La propuesta curatorial y los factores mencionados son la base de trabajo del equipo que funciona como soporte para disminuir las probabilidades de fracaso ante la diversidad de argumentos e intereses del equipo y de las instituciones colaboradoras.

Un aspecto clave en todo esto es la claridad y transparencia en el tema presupuestario; montos, fechas de requerimientos, procesos administrativos y financieros, accesibilidad a los dineros e insumos, auspicios, fechas de cierre e informes. Al existir resistencia por parte de la dirección ejecutiva de resolver y actuar bajo lineamientos de responsabilidad sobre los recursos financieros y humanos, se exhibió el desconocimiento e incredulidad antes las necesidades básicas de un programa educativo: Simple y sencillamente, el programa nació y continuó durante meses con únicamente dos personas a cargo, el curador pedagógico Cristián G. Gallegos y yo.

La comunicación interna se vio desvirtuada desde la dirección ejecutiva y se esparció por otros departamentos: Ello desembocó en un ambiente turbio de trabajo y perjudicó de forma abrupta la difusión de las actividades del programa y la coordinación general. El cronograma de actividades educativas perdía legitimidad frente a eventos improvisados de última hora. Varios colaboradores y medios de comunicación perdieron interés ante la falta de claridad en la información oficial. El presupuesto del Programa Educativo proveniente de fondos públicos no fue recortado… nunca llegó a nuestras manos.

Entre muchos otros aspectos, el luchar por contar con más personas en el departamento educativo (producción, investigación, redacción, agendamiento y mediación en sala) representó una brecha en las relaciones interpersonales que cada vez se fue acrecentando hasta volverse irreconciliable. Las reuniones convocadas por la dirección ejecutiva contenían dedicatorias personales que llegaron a transgredir nuestra dinámica de trabajo y que causaron la división en el equipo.

Ante un panorama tan incierto y hostil para el programa y para el evento bienal en sí, la renuncia de Cristián G. Gallegos como curador pedagógico3 fue a mi parecer una consecuencia natural, un resultado de la ineficiencia del personal administrativo de la Fundación, pero también del interés propio de culminar de forma satisfactoria aquellas actividades que estaban en proceso para consolidar nuestro propósito, por lo menos, en esas áreas. Algo que, pese a no representar la totalidad del programa educativo, abarca puntos importantes y reconocidos en la ciudad para ser retomados y fortalecidos a futuro.

 ***Este texto fue modificado en marzo 4, 2024, y originalmente publicado en NodoCultura, http://nodocultura.com/2017/03/13/ideales-y-realidades-xiii-bienal-de-cuenca-1, en marzo 13, 2017.


  1. Para entender esta priorización de las actividades del programa educativo, es importante tener presente la situación del país respecto a la declaratoria de emergencia tras el terremoto del pasado 16 de abril de 2016 que puso y pone en riesgo principalmente los fondos públicos destinados a cultura. He ahí la importancia de visibilizar la labor de la educación no formal en la generación de una ciudadanía responsable, crítica, creativa y proactiva que comprenda el valor de esta fuente de experiencias y conocimientos. ↩︎
  2. La fecha inicial de apertura era 21 de octubre y se recorrió al 31 de diciembre de 2016, la fecha de conclusión se planeaba para el 25 de noviembre de 2016, posponiéndose al 4 de febrero de 2017. ↩︎
  3. Cristián renunció el 11 de noviembre de 2016, y yo dejé la Fundación 10 días después. ↩︎